
Simplemente me surge hablar desde mi experiencia y decir que en el acto de viajar, la economía ocupa un lugar dual: importante e intrascendente a la vez. Es como las dos caras de una misma moneda.
Importante porque dinero vamos a necesitar si o si en algún momento. Sin importar la forma en que viajes, es una realidad que vas a precisar comer, dormir, transportarte; tal vez tengas alguna urgencia o necesites saciar vicios (uno es humano y a veces necesita una cerveza). En mayor o menor medida, así estés seis meses sin pagar alojamiento algún día vas a pagar aunque sea una noche en algún lugar. Podrás no pagar comida en algún momento, pero vas a tener que hacer esa cena para tus huéspedes. Podrán mandarte la ronda de tragos, pero en algún momento vas a tener que mandarla vos.
Por ese lado, es una parte importante del viaje que te servirá mucho, pero es intrascendente en lo que refiere a un motivante o desmotivante para viajar. El viajar depende de miles de factores antes que el factor económico. Es mentira que para viajar se necesita dinero y exclusivamente dinero. Este será sólo una herramienta más para hacer aquello que querés hacer. Lo más importante en el viajar es la actitud en las ganas. Eso es el motor para hacer aquello que en realidad querés hacer.
Una cosa que he descubierto luego de dos años de viaje a tiempo completo, fue que cuanto más prolongado en el tiempo sea el viaje, menos dinero vas a necesitar para gastar. Por ejemplo, recuerdo cuando fui a Costa Rica por ocho días y a Cuba por diez; gasté más dinero por día que en México. Costa Rica insumió cincuenta dólares por día, por ejemplo. Estuve en seis lugares distintos en ocho días, debía moverme rápido, tomar bus hasta destino lejanos, llegar en la noche y dormir en hostel, tomaba cerveza, gastaba en regalos, etc. En México estuve seis meses y tuve un promedio de cinco dólares por día. Viajé a dedo, me quedaba dos o tres semanas en un lugar, conocía donde comer barato, el hospedaje siempre por Couchsurfing o amigos de amigos o gente que iba conociendo en el camino, o cambiando trabajo por alojamiento. Ya no compro regalos ni tengo prisa por moverme. Sigo tomando cerveza.
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De los diez días que estuve en La Habana, cuatro de ellos los pasé en este hotel All Inclusive. Porque también he viajado de turista. |
Se puede generar ingresos viajando, es solo pensar un poquito en las habilidades que se tienen para poder explotarlas. Por ejemplo, si te gusta cocinar, buscá lugares donde puedas cocinar y vendé comida. Esto no es muy original, es un consejo que todo viajero con más seis meses de viaje puede llegar a ocurrírsele, pero es muy efectiva; porque si hay algo que siempre va a necesitar la gente es comer.
Hay dos mil maneras de ir sobreviviendo en el camino: con música, artesanías, fotografías, teletrabajo, voluntariados y así hasta el infinito. En mi caso, además de vender mis dos libros, he vendido comida, hecho feria de ropa con gitanos, trabajado de voluntario con un sueldo y gastos básicos pagos, intercambiado alojamiento y comida por trabajo (eso no es dinero billete, pero si otra manera de establecer la relación en la valoración de intercambio).
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En cierto momento, en Rumania, hice feria con Gitanos, vendiendo todo aquello que ya no usaba. |
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Trabajar en hostels es una manera barata de viajar, lo intercambias por alojamiento y comida. Algunos pueden llegar a pagarte y es un buen lugar para vender tu comida. Lo único malo es que vivirás en el guetto viajero de los hostels |
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Dieta básica del viajero autoestopista en Europa: pan, queso, leche, atún y tomate. En países como rumania o polonia se puede llegar a gastar entre 3 y 5 euros en comida diaria. |
Recuerde que es usted el que se crea las oportunidades, en que la vida es aburrida si vivimos de algo que no nos gusta hacer y gastamos nuestro tiempo en lugares que no queremos estar. La economía es el principal factor en crear esas ilusiones, esas que nos hacen decir: «el trabajo es una mierda pero me pagan bien».